Indudablemente que el cine debe contarse entre las nuevas maravillas del mundo, es un arte muy completo; nos referimos, claro está, a las pelÃculas cuyos equipos de dirección y producción se esmeran logrando una pieza fÃlmica de admirable valor estético.

La relación entre el cine y la literatura surge desde los mismos inicios del cine. Sabemos que el cine, después de la Segunda Guerra Mundial, se estableció como un arte por derecho propio, apoyándose en la literatura, es decir, amándola, pero también, oponiéndose a ella. Se producen adaptaciones también a otros medios (televisión) que llegan a superar a su obra literaria, como ha ocurrido con Juego de tronos. Esta adhesión del cine y la literatura, es el resultado de un esfuerzo por promover un cine que ahora se denomina clásico, basado en la defensa de un cine de autor cuya noción misma queda por desarrollar.
La cuestión de la adaptación cinematográfica de los textos literarios está en el centro de la evolución del cine con respecto a la literatura, porque implica el problema de la autoridad, de una persona sobre una obra que no ha desarrollado sola, y el problema de la independencia del cine respecto a otras prácticas como la escritura (del guión) o, más en general, la literatura de la que se toman los temas prestados. En obras como seis hermanas, los años de la inocencia, la autora estuvo muy cerca del guión adaptado a la pequeña pantalla.

Por lo tanto, es comprensible que, la asistencia de la literatura al cine se cancele cuando el director quiere diseñar una obra completamente independiente y que aspire a tener calidad por sà misma.
Adaptaciones de obras literarias al cine
En este artículo hablamos de
No creemos que, en la relación del cine y la literatura, el cine haya desarrollado un complejo de inferioridad en presencia de un arte que sentimos la necesidad de justificar como arte autónomo frente a otras artes, como lo es la novela. Muchos crÃticos se han afanado en elevar al cine al mismo nivel de la literatura, si bien es cierto que hay diferencias también hay similitudes, y el cine debe y puede ostentar sus propias cualidades de expresión artÃsticas. En obras como «El principito«, se ve claramente cómo un medio (el cinematográfico), nunca podrá adaptar algunas obras de la literatura.
Cualidades que podemos encontrar en el mismo proceso de producción, en el arte de la actuación y en admirables guiones; lo cual ha dado pie para que muchos crÃticos consideren que, en ciertas ocasiones, el lenguaje utilizado en las pelÃculas es un lenguaje literario sin ninguna duda.

Ciertamente, la puesta en escena ya no es una forma de ilustrar o presentar una escena, sino una escritura real: el autor escribe con la cámara como un escritor escribe con un lápiz y un fotógrafo con la luz.
Pero, a lo anterior también puede dársele otra lectura, porque esa felicidad de la expresión, que se supone que autentifica el acercamiento del cine y la literatura, perpetúa en realidad la sumisión del pensamiento cinematográfico al pensamiento literario y, al mismo tiempo, a la producción de significados, lo que representa una mutilación considerable de las posibilidades efectivas del cine.
Cine y literatura, la imagen y la novela
La relación entre cine y literatura tiene varios aspectos, a veces antagónicos y a veces complementarios, en un constante viaje de ida y vuelta para dos formas de creatividad cuyas herramientas y técnicas son muy diferentes. Del amplio abanico de la literatura la novela es el género más usado hasta los momentos, en segundo lugar, por supuesto, los documentos históricos.

Asà que estamos en presencia de dos universos que reclaman sus autonomÃas, el de la novela y el de la imagen. Veamos sus diferencias:
La gran diferencia entre cine y literatura radica en las formas narrativas
- El cine, se basa en la imagen, en la sucesión de imágenes reales dispuestas para crear una realidad alternativa, la visión del director.
- La novela, en cambio, toma el lenguaje como vehÃculo de imágenes.
Esta diferencia se extiende hasta la percepción misma del lector o espectador. El cine muestra, la literatura apela a la habilidad del lector para imaginar a través del lenguaje. Existe también una compleja relación entre estos dos campos de la creatividad: el cine y la literatura, planteado en la fidelidad al texto literario en las adaptaciones cinematográficas.

Se torna muy difÃcil esta fidelidad, el director de una pelÃcula rescata del texto en muchÃsimas ocasiones, una atmósfera, un clima histriónico en el cual puede o acentuarlo más o disminuirlo, dependiendo de las exigencias de film, por ejemplo, en Mathilda, el director de la pelÃcula rescató ese clima histriónico y logró darles caracterizaciones a los personajes acentuándolos y dejando a la vez una huella personal en los mismos.
En otras ocasiones el director toma como base el género, por ejemplo, si es policial, dramático o de terror y desde allà despliega el clima histriónico al que hemos hecho referencia.
Acercamientos y distancias entre el cine y la literatura
Esta relación ineludible ha enriquecido al cine y a la literatura en el sentido de que ha tomado prestado del séptimo arte, de las técnicas de edición, del ritmo rápido y sincopado de la narrativa. El cine también ha tomado prestadas técnicas literarias como la metáfora y la digresión como herramienta narrativa. La cuestión de la fidelidad al texto es un reto para el cineasta en el caso de la adaptación. Pero a este último sólo se le exige que sea fiel a su propia visión del texto escrito.

La adaptación del texto al cine ha sido, es y será el centro hacia el cual las dos expresiones artÃsticas se encuentran y se distancian. La adaptación de una novela es una obra que requiere la traducción de la palabra escrita al lenguaje cinematográfico. SerÃa maravilloso que todo director también fuese el escritor de los guiones, pero esto no es muy común.
Hay que saber un mÃnimo de cine para poder escribir un guión. Para muchos directores y crÃticos, el cineasta no está al servicio de la novela, ejerce una especie de traducción del texto a la imagen que él se ha propuesto crear, y allà imprime su manera de ver el mundo y su comprensión de la novela. Debe permanecer fiel a su interpretación de esta novela hasta el punto de que se convierta en un pretexto para la creación de algo nuevo, una pelÃcula.

Indudablemente, la relación entre la literatura y el cine es de enriquecimiento mutuo, pues, el lector, el amante del cine, siempre obtiene una ganancia al tener la libertad de comparar ambas expresiones.
Última actualización el 2023-05-30 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados